Cada vez más solos: El Último Tren cierra.
Saludos, iniciamos la aventura bloger con una mala noticia que nos ha sorprendido a casi tod@s: El Último Tren cerrará sus puertas a final de año. A parte de no poder evitar revivir los buenos momentos pasados entre esas paredes que huelen a música en directo, donde hemos conocido nuevos amigos, donde hemos compartido escenario y barra, y que hemos tenido como uno de esos lugares de referencia que siempre iban a estar ahí, la reflexión que yo me hago es más dolorosa, pero no hace más que confirmar una tendencia: la música en directo, en pequeño formato, es una cosa del pasado, de la misma manera que muchos de nosotros, que empezamos a ser una cosa del más allá...
En los últimos 7 años, desde que nacieron las Jornadas y he ocupado mi tiempo libre y no tan libre a estos menesteres de la música, he visto desaparecer decenas de salas dedicadas al directo, algunas físicamente, otras porque han dejado de programar. Esto, siendo preocupante, no deja de ser normal, ya que el nogocio es así, y si no funciona es lógico que se busquen nuevas vías o nuevas orientaciones. Pero personalmente tengo una idea básica en lo que yo entiendo que debe ser una sala que programe cultura en directo: que sus gestores amen aquello que hacen, más allá del negocio, que cuiden a su público y a sus músicos, que se involucren y lo vivan como lo vivimos los clientes, y que además saquen beneficio de ello. Y se me ocurren tres ó cuatro nombres ( seguro que hay más, pero estos son muy representativos): LA TRAVIESA, en Tarragona, con J. al frente y 27 años de ilusión, el MARISCAL en Girona, con el gran Llorenç y otros tantos años de trayectoria, y EL ÚLTIMO TREN, en Cerdanyola, con Ángel y Susana al frente durante estos últimos 15 años. También merece mención LA REPÚBLICA, de L'Hospitalet, con Eduard y J.Antonio dándole vida y aliento y programando 4 días a la semana...
No sé si estáis de acuerdo conmigo, pero, con sus carencias e inconvenientes, estas cuatro salas representan lo que a mí me hace disfrutar de la música, de tocar o ver tocar: cercanía con el público, cercanía con los músicos, cercanía con la barra, precios MUY razonables, programación continua y variada, e ilusión contagiosa. Las cuatro han colaborado desde el primer momento con las JORNADAS SETENTERAS, poniendo todo de su parte para aportar su granito de arena, y desde el festival y la web hemos tratado de que esa colaboración fuera mútua. Para mí resulta emocionante que esos nombres que tarde o temprano pasarán a formar parte de la leyenda romántica del rock en nuestras vidas se mostraran en su momento tan receptivos para compartir la ilusión de nuestro modesto y defectuoso festival.
Abrazos y besos para Ángel, Susana, Angelito, Jordi, Alex y tod@s los que lo habéis hecho posible y lo habéis mantenido en pie durante QUINCE años. Eso, amigos, no es cualquier cosa. En estos dos meses que nos quedan de camino vamos a intentar llenarlo cada noche con aplausos y risas, para que su eco retumbe durante mucho tiempo, aunque sea como sea, El Último Tren ya existe para siempre.
En los últimos 7 años, desde que nacieron las Jornadas y he ocupado mi tiempo libre y no tan libre a estos menesteres de la música, he visto desaparecer decenas de salas dedicadas al directo, algunas físicamente, otras porque han dejado de programar. Esto, siendo preocupante, no deja de ser normal, ya que el nogocio es así, y si no funciona es lógico que se busquen nuevas vías o nuevas orientaciones. Pero personalmente tengo una idea básica en lo que yo entiendo que debe ser una sala que programe cultura en directo: que sus gestores amen aquello que hacen, más allá del negocio, que cuiden a su público y a sus músicos, que se involucren y lo vivan como lo vivimos los clientes, y que además saquen beneficio de ello. Y se me ocurren tres ó cuatro nombres ( seguro que hay más, pero estos son muy representativos): LA TRAVIESA, en Tarragona, con J. al frente y 27 años de ilusión, el MARISCAL en Girona, con el gran Llorenç y otros tantos años de trayectoria, y EL ÚLTIMO TREN, en Cerdanyola, con Ángel y Susana al frente durante estos últimos 15 años. También merece mención LA REPÚBLICA, de L'Hospitalet, con Eduard y J.Antonio dándole vida y aliento y programando 4 días a la semana...
No sé si estáis de acuerdo conmigo, pero, con sus carencias e inconvenientes, estas cuatro salas representan lo que a mí me hace disfrutar de la música, de tocar o ver tocar: cercanía con el público, cercanía con los músicos, cercanía con la barra, precios MUY razonables, programación continua y variada, e ilusión contagiosa. Las cuatro han colaborado desde el primer momento con las JORNADAS SETENTERAS, poniendo todo de su parte para aportar su granito de arena, y desde el festival y la web hemos tratado de que esa colaboración fuera mútua. Para mí resulta emocionante que esos nombres que tarde o temprano pasarán a formar parte de la leyenda romántica del rock en nuestras vidas se mostraran en su momento tan receptivos para compartir la ilusión de nuestro modesto y defectuoso festival.
Abrazos y besos para Ángel, Susana, Angelito, Jordi, Alex y tod@s los que lo habéis hecho posible y lo habéis mantenido en pie durante QUINCE años. Eso, amigos, no es cualquier cosa. En estos dos meses que nos quedan de camino vamos a intentar llenarlo cada noche con aplausos y risas, para que su eco retumbe durante mucho tiempo, aunque sea como sea, El Último Tren ya existe para siempre.
2 Comments:
Queda dicho. Hay que reciclar a los activistas en cosas que den pasta y después ponerse a vivir. Mecagon el dinero. Queda dicho
Yo poco puedo decir, pero quiero decirlo:
El Ultimo Tren era de esos (pocos) sitios en los que al entrar olía a rocanrol y te encuentras agusto nada más entrar. Fredi, no sabes ahora cuanto me enorgullece haber tocado allí (gracias a ti), son de esas cosas que de viejo podré contar, para ser el más chulo del geriátrico.
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